miércoles, 8 de septiembre de 2010

Europa necesita un Presidente


"Usted -dirigiéndose al Presidente de la Comisión José Manuel Durao Barroso- es el presidente ausente de una Europa que necesita un presidente", éstas duras palabras del portavoz de los verdes en el Parlamento Europeo, Daniel Cohn-Bendit, son un puro reflejo de la falta de liderazgo y, en suma, de la falta de poder de las instituciones europeas. Fue brillante, la crítica que realizó Cohn-Bendit ayer - durante el debate del estado de la Unión 2010-, como lo fue su discurso de mayo de este año sobre el rescate económico en Grecia. Es un lujo poder sentir el debate político como él lo siente, con la pasión, arrojo y claridad que emite. Pocos políticos tiene Europa que puedan hablar así y, si tienen dudas, vean su exposición de mayo.
La acusación dirigida a Barroso, no es baldía, es una acusación dirigida a todo el sistema. Ni el Presidente de de la Comisión ejerce un poder de actuación en una Europa limitada, ni el ausente Presidente del Consejo Europeo arrolla en sus actuaciones.
Ayer el Presidente Barroso volvió a dejar en entredicho la política exterior europea, ante la ausencia de una acción única y comprometida por todos los Estados miembros. Omitió críticas y acciones a Francia, demandadas porteriormente por el Pleno del Parlamento Europeo. La obligación de la Comisión es velar por el cumplimiento del derecho comunitario, mientras Francia anuncia reformas en su ley de extanjería para facilitar las expulsiones.
Que Europa necesita un Presidente, es una terrible evidencia. En la actualidad el Presidente del Consejo Europeo ejerce un rol de Presidente político, mientras que el de la Comisión tiene un papel más ejecutivo. Pero el poder sigue estando en el Consejo Europeo. Y, aunque el Tratado de Lisboa instaurara la figura del Presidente permanente del Consejo Europeo, el poder sigue estando en los Estados miembros y en la burocracia de sus presidencias rotatorias. Presidencias sujetas a situaciones tan peculiares como la catastrófica que sigue viviendo la actual presidencia belga, con un Gobierno provisional y con muy pocas posibilidades de que llegue a diciembre con un Gobierno resultante de sus elecciones de hace tres meses.
Europa no puede depender de las incapacidades de sus Estados y de sus líderes nacionales, por ello -como bien señalaba el eurodiputado ecologista-, no sólo está ausente el Presidente de la Comisión sino, también, el del Consejo y hoy, más que nunca, Europa necesita un Presidente.

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