« …L’Europe n’a pas été faite : nous avons eu la guerre. L’Europe ne se fera pas d’un coup, ni dans une construction d’ensemble. Elle se fera par des réalisations concrètes, créant d’abord une solidarité de fait». Robert-Schuman
jueves, 16 de septiembre de 2010
El rapto de Europa
El rapto de Europa es una de las estampas míticas en las que Zeus, el rey de los dioses, disfrazado de toro manso rapta a la Princesa Europa y la lleva a la isla de Creta, donde consumaría su pasión.
Hoy, en el Consejo Europeo, una vez más, se ha consumado el rapto de Europa. Sarkozy, entronizado como rey de los dioses -Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros-, ha secuestrado la voluntad popular que emana del Parlamento Europeo y las actuaciones anunciadas por la Comisión Europea en un golpe de mano. Hoy, más que nunca, ha quedado en evidencia el déficit democrático que fundamentan los pilares de la Unión Europea.
Todos los Estados salieron coreando al Presidente galo y reforzando más, si cabe, que el poder en esta Unión Europea lo ostentan los Estados miembros y, en particular, algunos de ellos.
Esta claro que la Comisaria luxemburguesa se extralimitó en sus acusaciones a Francia, su comparación con el nazismo fue totalmente desafortunado. Pero lo mismo que prejuzgó la culpabilidad francesa, los Jefes de Estado y de Gobierno prejuzgan la licitud de sus medidas. Acaso, no corresponde esta función al Tribunal de Justicia?
Las Instituciones europeas han quedado en entredicho, tanto la Comisión como el Parlamento Europeo. Curioso era ver votar a los partidos de izquierda y verdes en la Declaración contra Francia, cuando muchos de ellos se opusieron en su día a la Constitución Europea que declaraba una libre circulación de personas sin sujeción a actividades económicas.
Barroso vapuleado por el Parlamento Europeo, ninguneado por Sarkozy y cuestionado en la comida privada.
Y en todo esto, el Presidente de Consejo Europeo, Van Rompoy como convidado de piedra.
Los ciudadanos europeos no existimos, la voluntad popular está secuestrada por los deseos de los Estados miembros, quienes dirigen y ejecutan. Como en el mito, la voluntad de Europa es propiedad de los dioses.
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