lunes, 16 de septiembre de 2013

La influencia de las nuevas tecnologías en la abogacía

(Artículo publicado en el núm. 2 de la Revista Lawyer de Perú http://revistalawyer.com)

La profesión de abogado puede ser identificada con elemento clásicos y tradicionales, su imagen está unida a grandes volúmenes de tomos presentes en los despachos de abogados y de mantener un formalismo muy clásico (léase vestimenta en pleitos, salas de justicia, etc..).
En los últimos veinte años esta imagen clasicista está sufriendo una transformación vertiginosa, donde las nuevas tecnologías han influido de manera radical en el ejercicio de la profesión. La forma de tratar los asuntos jurídicos, la documentación jurídica, la gestión de dichos asuntos, las relaciones con los clientes, la comunicación con la administración de justicia, la gestión del despacho, la presencia en medios y el marketing de la firma se han visto influenciados por la aparición y consolidación de nuevas herramientas informáticas. Los despachos del Siglo XXI no se conciben sin la informática, la evolución de los profesionales en dos décadas ha sido vertiginosa y me atrevería a decir que la profesión de abogado ha pasado a ser una de las más tecnológicas en el comienzo de este Siglo.

La documentación jurídica.
Una de las primeras herramientas que comenzaron a cambiar la profesión fue la aparición de bases de datos jurídicas a finales de los años ochenta. Si bien durante los primeros años se consultaban a través de CD’s, a mitades de los noventa pasaron, dado el aumento progresivo del volumen de la información a DVD’s y al albor del nuevo Siglo los servicios pasaron a ser on-line a través de Internet.
Las bases de datos jurídicas tuvieron mucho beneficios que los abogados rápidamente supimos ver. Aumentaba nuestra competitividad y nuestra productividad. El acceso a la información jurídica era mucho más rápida y las posibilidades de encontrar la sentencia o la norma que mejor solución diera a nuestro asunto nos hacía estar mejor posicionados. El tiempo empezó a ser valorado como una herramienta diferencial. Les diré que la facturación de las editoriales jurídicas en esos años se transformó considerablemente.  De tener el papel un peso del 100% sobre su facturación a mediados de los ochenta, este medio ha pasado a ser un 5-10% en beneficio de los productos informáticos.
Además, durante los últimos años han ido apareciendo muchísimas webs, institucionales o privadas,  con un gran número de contenido jurídico: desde las que sirven legislación y jurisprudencia, hasta las que analizan asuntos jurídicos y las que  publican artículos doctrinales y de  opinión.

El libro electrónico
Si bien el éxito de las bases de datos jurídicas fue arrollador, no lo ha sido tanto la presencia del libro electrónico en los despachos de abogados. Recuerdo alguna prueba piloto con lectores de Sony en 1992 pero que nunca llegaron a tener éxito. EL problema no estaba en los libros, ni en los contenidos (al igual que sucede con el resto de los libros), el problema radicaba en la falta de un soporte exitoso que garantizara la presencia electrónica del libro.
Desde el lanzamiento del iPad en el año 2010, la presencia de contenidos jurídicos que tradicionalmente se comercializaban como libros físicos, ha comenzado a cambiar.
A través de las tablets podemos consultar códigos normativos e, incluso, libros doctrinales. Ya verán como dentro de unos meses podremos llevar todas nuestras estanterías de libros de consulta en nuestra tablet o, como a través de nuestra tablet, vía Internet, podremos consultar fondos inmensos de libros jurídicos.

La gestión de asuntos jurídicos.
Conforme las máquinas de escribir fueron perdiendo su utilidad y los ordenadores se impusieron como herramienta de trabajo, los abogados comenzábamos a tener un problema de orden y de archivo. Los expedientes no sólo se archivaban físicamente, sino también electrónicamente. La gestión de los asuntos pasó a tener carpetas virtuales y comenzaron a aparecer un sinfín de programas de gestión de despachos. Básicamente si un abogado tenía un hijo o un sobrino que había estudiado informática, comenzaba a fabricarse ad hoc su primer programa de gestión. Si éste le iba bien,  trataba de vendérselo a sus compañeros juristas bien directamente, bien a través del Colegio de Abogados. Así nacieron las primeras empresas del software de gestión de despachos que conforme han pasado los años se han consolidados en unas pocas con éxito.
Con ello, la productividad aumentaba y se podía  gestionar la agenda, la facturación y el control de los asuntos que entraban en nuestro despacho. No obstante, había una barrera cultural. Los programas de gestión del despacho “obligan” a establecer un proceso unificado conforme a un modelo establecido. La anarquía en trabajo de muchos profesionales llevó a que en algunos despachos colectivos  la implantación de modelos uniformes no tuviera éxito.

La gestión documental. La gestión del conocimiento.
Una de las consecuencias que tenía una buena gestión de asuntos era la accesibilidad al conocimiento, a los documentos de todos los profesionales que participan del despacho. El valor de la información generada por el propio despacho supera, con creces, los innumerables productos de formularios y modelos que ofrecen las editoriales jurídicas.
Así que surgió la necesidad de digitalizar los archivos del despacho y clasificarlos conforme a software de gestión de asuntos jurídicos. La existencia de una copia digital facilita el acceso a la información generada por el propio despacho, a la experiencia realizada y, en suma, a fortalecer el conocimiento colectivo.
También, grandes despachos crearon el área de gestión del conocimiento, al que le correspondía gestionar la biblioteca del despacho e informar de las novedades a todos los miembros del despacho.

La comunicación con la administración de justicia.
En paralelo, se realiza la informatización en la administración de justicia y surge la necesidad de comunicar abogados y Tribunales. Aquí se abre un mundo sin límites: desde la presentación de documentos con firma electrónica a los Tribunales, los procedimientos electrónicos en sedes judiciales (como el Tribunal de Comercio en Argentina), la posibilidad que acceso a toda la documentación de un pleito -demanda, escritos de las partes, del Tribunal, videos, sentencias- (como en EE.UU)…
Embrionaria en muchos países, avanzada en otros, la tecnología empieza a estar presente en Salas de Justicia: videoconferencias, abogados y jueces con portátiles y tablets, simuladores de accidentes virtuales, grabación de las vistas…

El cliente. El Marketing jurídico.
Todo este proceso de informatización alcanza su éxito cuando incorporamos al cliente. A través de extranet podemos facilitar a los clientes a conocer el status de sus expedientes y tenerlo permanentemente informado.
 La comunicación por diferentes medios -correos electrónicos, webs corporativas, blogs profesionales, presencia en redes sociales…- nos permiten interactuar con nuestros clientes, actuales o potenciales.
Muchos despachos han superado las webs corporativas para ofrecer servicios on-line de consultas, formación, etc... Hay despachos que permiten descargarse un app específico para tabletas de Apple o Androide.
Asimismo, son innumerables las webs que han aparecido en todo el mundo ofreciendo directorios de abogados que facilitan la conexión entre clientes y abogados. El posicionamiento de los despachos en dichas webs cobra una importancia, más -cuando algunas de ellas- establecen rankings públicos de los despachos
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La gestión de la marca.
En suma, la imagen de marca de los despachos no sólo ha idos creciendo por las interminables fusiones de las grandes firmas. El prestigio del abogado es una clave importantísima para la captación de clientes.
La gestión de la idea de marca ha ido en aumento cuanto más se han liberalizado las normas de publicidad de los diferentes Colegios de abogados. Internet ha creado importantes mecanismos de notoriedad: web corporativa, blogs jurídicos, presencia en redes sociales…

Reflexión final.
Si después de leer estas líneas, consideran que no se han subido, todavía, al tren de la tecnología, no duden en hacerlo ya. La esencia de nuestro saber es lo que no ha cambiado.