miércoles, 25 de febrero de 2015

#AbogadosenTwitter De las relaciones personales a las redes sociales…

Mi última colaboración en Actualidad Jurídica Aranzadi.

Actualidad Jurídica Aranzadi (AJA) llega a su número 900 siendo testigo en estos últimos veinticuatro años de la historia del mundo legal español.  Son muchas las cosas que me unen a AJA, empezando por coincidir con el comienzo de mi vida laboral y profesional en el momento de su lanzamiento, hasta haber sido redactor y Director y hoy colaborador de la revista. Son muchas los compañeros y colaboradores con los que hemos compartido su redacción y, a los que hoy, quisiera dejar mi agradecimiento y homenaje a todos ellos.

En este número especial me piden una reflexión sobre la evolución de lo que hoy conocemos como redes sociales, algo que en el mundo desvirtualizado de hace más de dos décadas llamaríamos relaciones sociales o personales. Pensar en cómo nos relacionábamos en la época del lanzamiento de Actualidad Jurídica Aranzadi, es abrir el baúl de los recuerdos. Me permito empezar unos años antes, justo cuando comenzábamos nuestros estudios de Derecho y recordar aquel libro de fotos y direcciones que compartimos todos los compañeros de carrera, nuestro primer “Facebook”¡¡¡

La tarjeta como herramienta de abrir contactos
Establecer los primeros contactos profesionales, una vez colegiado, requería de una presentación ante los compañeros, un recurso de la época era enviar un “saluda” junto a la tarjeta de visita para comunicar en la plaza nuestra presencia y la existencia de un nuevo despacho profesional.

Las actividades y actos del Colegio de Abogados era un buen punto de encuentro para intercambiar tarjetas y comenzar a ampliar contactos profesionales. Incluso, la propia actividad profesional en los juzgados iba abriendo nuestra red de contactos.

Una forma de ampliar contactos fuera de nuestra localidad era acudir a Congresos y a reuniones de Asociaciones de abogados en temas especializados, nuestro intercambio de tarjetas empezaba a tener un alcance nacional.

Más complicado resultaba el ampliar los contactos de clientes y potenciales clientes, fuera del boca a boca que nuestros propios clientes podrían hacer de nuestros servicios.  En aquellos años la publicidad de los despachos estaba limitada a una placa en la puerta, las páginas amarillas y el “don de gentes” del profesional.

Los años noventa pueden representar el fin de una era en la forma de relacionarnos, internet era algo incipiente y la presencia de los abogados en ente medio era anecdótica. Los ordenadores empezaban a tener mayor capacidad (todavía recuerdo mi primer pc con 64 megas de memoria, con su doble disquetera…), conexión a internet y el software evolucionaba a una gran velocidad. El correo electrónico comenzó tibiamente a ser una herramienta de comunicación y, los más avanzados, habían abandonado la tradicional agenda de direcciones a una Palm.

Bien es cierto, que los abogados durante esos años comenzamos a ser usuarios avanzados en tecnología. La incorporación de los ordenadores en los despachos fue necesaria en la medida que las bases de datos jurídicas se imponían en las búsquedas de información y la facilidad en la gestión de escritos que presentaban los medios telemáticos.

El comienzo del Siglo se nos presentaba con un internet más accesible, Westlaw revolucionaba la profesión y la mayoría de los despachos abandonaban los soportes en CD y DVD.  Aparecen los foros y los chat donde, bien personalmente, bien profesionalmente, los pioneros comenzaban a establecer relaciones virtuales.

Se aprueba el Estatuto de la Abogacía del 2001 que introduce nuevas normas sobre la publicidad de los abogados y, aunque influenciados por la tradición de tantos años, comienzan a aparecer las primeras webs de despachos.

La primera década del S. XXI se puede decir que es un estadio de transición en nuestra forma de relacionarnos, lo digital comienza a cobrar más peso y, nuestras relaciones profesionales encaran nuevas vías.

La formación va cobrando más peso en la capacitación permanente de los abogados y surgen fórmulas como los Foros Sociales Aranzadi en los que ponentes, abogados y empresas comparten el espacio formativo y una incipiente red social presencial. Como señala en aquel momento su promotor y Director, hoy Magistrado del Tribunal Supremo, D. Antonio V. Sempere: “una clave imprescindible de los Foros Sociales es el tiempo del café en el propio lugar del evento, momento donde magistrados, catedráticos, abogados y Directores de recursos Humanos (a la postre clientes de los abogados) pueden establecer contacto, intercambiar tarjetas y romper barreras…” Hoy le llamaríamos “hacer networking” y ésta fórmula se fue imponiendo en todos los actos formativos ya no sólo con cafés, sino con comidas u otras situaciones.

La agenda del móvil, un nuevo tesoro
Conforme entramos en los primero años de la década, los soportes móviles comienzan a sorprendernos y a  abrir nuevas posibilidades. Desde las primeras BlackBerry a la aparición del iPhone y el lanzamiento de las tabletas, en especial el iPad, nuestra forma de relacionarnos ha ido cambiando. Las agendas de los móviles se convirtieron en un auténtico tesoro, perder el teléfono era una auténtica catástrofe. Hoy nuestros datos están sincronizados con nuestros ordenadores o en la “nube” y la pérdida de un Smartphone puede ser menos traumática.  La tecnología ha revolucionado nuestras vidas y la forma de relacionarnos.

Con el lanzamiento de Facebook nace el concepto de “red social”, un espacio virtual donde encontramos a nuestros amigos, compañeros de estudios y nuevas amistades virtuales (recordar a este efecto una reciente sentencia de AP de Asturias de 7-10-2014 que recalca que marcar “me gusta” en una publicación en Facebook no equivale a tener amistad con el autor de la publicación –a efectos de la recusación de un Juez por dicho acto-). La nueva “plaza pública” tiene, inicialmente, una presencia más personal que profesional. Los datos del “Estudio sobre los usos de los abogados en redes sociales 2014” confirman la presencia mayoritaria de los abogados en Facebook y el uso personal del mismo.
Los abogados confirman su presencia en LinkedIn como espacio de comunicación profesional.  Y, progresivamente, Twitter comienza a ser un espacio mixto, donde la actividad personal y profesional se combina en un heterogéneo número de seguidores. El blog profesional empieza a ser una herramienta de comunicación para los más innovadores.

La tecnología móvil empieza a sustituir al ordenador personal, la Tablet se convierte en una oficina móvil donde consultar documentos, y donde la actividad social se hace cotidiana. EL objetivo de establecer contactos entre profesionales se amplía a la oportunidad de establecer relaciones con clientes y potenciales clientes, y comienza a existir una conciencia de cómo estar en las redes sociales. Abrimos una ventana de nuestro negocio en la red, accesible, informal, cercano,… pero no por ello ajeno a normas deontológicas.

Las redes sociales se han convertido en un espacio donde los abogados comparten noticias, comentarios de sus blogs, intercambian opiniones jurídicas o lúdicas incrementando -extremo opuesto del comienzo de este artículo- la facilidad de establecer contactos. No es extraño ver como se piden consejo, recomendaciones de otros profesionales o se sirven de contenidos útiles y relevantes.


Despachos virtuales
Y es, en esta segunda década del Siglo XXI, cuando la evolución de internet y las redes sociales nos llevan a una virtualización de nuestros despachos, se incrementan las web corporativas, los blog profesionales, la presencia en todo tipo de redes (youtube, Instagram,…), la incorporación a directorios que relacionan clientes con abogados,… Una actividad que exige establecer estrategias de comunicación y de marketing, planificación de contenidos y una dedicación adaptada a nuestras capacidades.

Comienzan a aparecer despachos virtuales, prestación de servicios a través de internet y nuevos modelos de negocio. La accesibilidad al cliente ha dejado obsoleta la placa con nuestro nombre en el portal de nuestro despacho.

Activismo social
Por último, no quisiera olvidar de mencionar un efecto más que han aportado las redes sociales en la profesión y, en concreto, Twitter. Más de 8.000 abogados y otros profesionales jurídicos forman informalmente la “Brigada tuitera”. Agrupados bajo el hashtag  #T revindican acciones a favor de la mejora de la Justicia. Han llegado a ser TT en varias campañas contra las tasas Judiciales, los retrasos de las citaciones judiciales y exigiendo más medios para la Justicia.

… a las relaciones personales.

Titulaba el artículo como “de las relaciones personales a las redes sociales” dejando unos puntos suspensivos, ya que lo que más celebramos todos, después de establecer relaciones a través de las redes, son los momentos de desvirtualización, cuando ponemos cara a nuestros contactos y estrechamos las manos, nos tomamos un café o terminamos comiendo. Sea compañero, cliente o amigo, lo importante siguen siendo las personas, no lo duden.