martes, 30 de marzo de 2010

Presidencia sin Presidente


Llevamos tres meses de Presidencia Española de la Unión Europea, una Presidencia marcada porque el Estado miembro no ejerce el cargo de Presidente y por el cambio institucional establecido por el Tratado de Lisboa y los nombramientos del Presidente Permanente de la Unión Europea, de la Alta Representante de la Política Exterior y de los miembros de la Comisión Europea.
Tres meses en los que la mejor noticia de la Presidencia Española es que no es noticia. Cuesta mucho ver noticias de la Presidencia y, aunque mucho auguren que esto es malo, es lo mejor que puede pasar. Que el trabajo de una Presidencia sea eso mismo, trabajo y del bueno y que no de noticias es buena señal. Las reuniones, el programa y las acciones se están desarrollando sin tener que tener más protagonismo que el trabajo bien hecho. Y es que la labor de las Presidencias, sólo tiene que ser eso, trabajo bien hecho. Algunos medios y algunos políticos creían que se iba a parar el mundo por ostentar la Presidencia de la UE, en seis meses ni se solucionan los problemas del mundo ni, además, corresponde a la Presidencia solucionarlos.
Valoración distinta podríamos hacer del no Presidente, es decir, el Sr. Rodríguez Zapatero y del sí Presidente Sr. Van Rompuy. Parece que el pacto de restarse protagonismo uno del otro, en esta primera Presidencia tan especial donde el Estado Miembro de turno no ejerce el rol de Presidente, se está cumpliendo perfectamente. España había preparado a conciencia la Presidencia y, además, la aproximación a EE.UU. con Obama como Presidente empezó a ser una catapulta estelar para nuestro Presidente del Gobierno. Pero, se cruzó el Tratado de Lisboa, un nuevo Presidente Permanente en la UE y una crisis que no hace más que acentuarse en España. Rodríguez Zapatero parece haber aprendido de la costosa factura que pasó la Presidencia Española a Felipe González, logró consolidarse como un apreciado político europeo, pero terminó adelantando la contienda electoral y perdiendo las elecciones. Siempre pensé que Zapatero estaba predestinado a repetir la situación, pero hace una par de semanas priorizo la actividad de su partido en España y no en Europa. Mientras tanto, Van Rompuy pasa agazapado estos seis meses, componiendo haikus en los que es un maestro occidental. Cultiva el arte de la paciencia y, tendremos que esperar al segundo semestre del año, para ver si el belga logra salir de las ligaduras que le atan a Sarkozy y a Merkel, reforzando su liderazgo con coincidencia de la Presidencia europea de su país.
Mientras que la segunda Comisión Barroso todavía no ha cumplido sus tres meses y su actividad no es susceptible de una valoración, la que está siendo la reina del trimestre es la Alta representante de la Política Exterior, la superministra británica Catherin Asthon. Acaba de rechazar el acudir a la Cumbre entre la UE y Cuba, como ya lo hiciera con la Cumbre celebrada en Granada entre la UE y Marruecos. El que estuvieran presentes el Presidente Van Rompuy y el Presidente Barroso no le disculpa, ¿nos podemos imaginar cualquier cumbre bilateral sin los Ministros de Asuntos Exteriores? Ya tuvo su reprimenda en la sesión de control de Parlamento Europeo y bajo su mando se está implantando la nueva red de Embajadores de la UE en el mundo. Críticas y más críticas sobre la calidad de nuestros embajadores. La sombra de Gordon Brawn no es tan alargada como la de Sarkozy y Merkel.
El sistema de pactos en los nombramientos de los principales cargos europeos puede ser el talón de Aquiles del nuevo modelo Institucional. Sólo llevamos tres meses, sin Presidente o no Presidente activo, una Comisión en Gestación y la Alta Representante en el punto de mira. Más vale que la Presidencia Española no mete ruido y es que, a veces, el trabajo silencioso es el mejor valorado.

Publicado en Legaltoday.com el 6-4-2010

jueves, 25 de marzo de 2010

El Ipad como herramienta de uso profesional (abogados, asesores, arquitectos...)



Hace unos días el abogado Xabier Ribas describía en su blog cómo sería su Ipad ideal para uso profesional. Pensando en alguíen que viaja, que acude al juzgado y que ha decido eliminar el papel en su actividad diaria hace una descripción de cómo debería ser físicamente el Ipad ideal.




No cabe duda, que muchos profesionales y no sólo del sector jurídico, pensarán como él. Pero, además, esa herramienta, tan bien descrita, puede ser soporte de otros muchos contenido útiles para la profesión de la abogacia o, en su caso, para otras profesiones.




Centrandonos en los abogados, Xabier Ribas describe la posibilidad de consultar el expediente a través de la herramienta en el juicio, pero ¿porqué no abandonar el código en papel donde se llevan las pesadas leyes y pasar a un nuevo soporte? En Italia ya exiten los cógigos para iPhone, con sus índices, hipertextos. a 19,90€ las normas más usuales, a 3€ el Codigo Civil. Estas normas de uso frecuente y en cualquier lugar¡¡¡, ¿no las va a llevar un profesional a ese precio en su Iphone o en su Ipad? Seguro que hay quien dice que busca más rápido en papel. Pero esto pesa lo mismo que su teléfono móvil¡¡¡¡
Y si un abogado lleva esto, ¿un arquitecto no puede necesitar el código tecnico de la edificación, o un técnico de prevención de riesgos laborales, la normas tecnicas correspondientes etc...?
Algo me dice que pronto va a cambiar todo esto. Si, tiene razón Xabier Ribas cuando señala que en los juzgados no hay enchufes y, como bien dirían los defensores de los e-readers, el ipad al igual que el Iphone, consumirá su batería en poco tiempo. Alguien ya debería estar pensando en ello, no?
Sigo imaginandome a nuestro amigo el abogado que consulta bases de datos y que gasta un sinfin de dinero en los toner de impresora, porque cada vez que hace una consulta lo primero que hace es imprimir los documentos seleccionados. Y si en vez de imprimir, ¿se lo pasa a un formato de lectura del Ipad, que ademas le permite incorporar notas en los documentos? Además, si el ipad está conectado a interntet ¿no podrá consultar directamente las bases de datos desde la nueva herramienta? Y si esto lo hace un abogado, ¿no podrá hacer lo mismo el asesor de empresas con su bases de datos de consulta o cualquier otro profesional?
Pero no queda ahí la cosa, ya hemos metido en el aparatito que describía Xabier Ribas más de dos millones de documentos (sentencias y normas), unos 30 códigos normativos y ¿porqué no enfundar la biblioteca del despacho? Sí, todos los libros que tengo en las estanterías pueden pesar lo mismo que el ipad, increible, ¿no? Puedo consultar los Memenos de Lefebvre, sea abogado, asesor de empresa, departamento de RRHH de una empresa, Secretario de Ayuntamiento... Los libros de Aranzadi, de civitas, de la Ley, de Tirant, o de cualquier otra editorial del mundo jurídico... Esto sí es la Revolución del Siglo XXI.
Me pregunto, ¿necesitaremos de PC, portátiles u otros seres informáticos? Si ya se que pensarán que me he vuelto loco, pero ahora que tengo más tiempo para pensar, porqué no?

martes, 23 de marzo de 2010

“Abdalá El Cruel”, de Patrick Girard


Decidí comenzar la lectura de "Abdalá el Cruel" después de haber leído "La Mano de Fátima" de Ildelfonso Falcones y "Banu Qasi" de Carlos Aurensanz. Un trilogía de la historia árabe de España, aunque, más bien, "La Mano de Fátima" podría ser su epílogo, dado que la trama central de la obra, no es otra, que la expulsión de los moriscos de España.
"Abdalá, El Cruel", temporalmente, podría ser la continuación de "Banu Qasi", aunque desde otra perspectiva, la visión del Emirato de Córdoba desde el mismísimo poder. "Banu Qasi" por contra, -aunque traslada de alguna forma esa visión cordobesa- es una visión localista, de frontera y de supervivencia de una familia muladí, dominante en tierras de la ribera del Ebro entre la Rioja, Navarra y Zaragoza.
"Abdalá, El Cruel", después de la lectura de las otras dos novelas mencionadas, podría caer en una monotonía perjudicial para el lector. Mientras, que "La Mano de Fátima" y "Banu Qasi" basan su trama en la vida de un personaje y el protagonista es el conductor de la novela por los hechos históricos de acontecen, en "Abadalá, El Cruel", no hay un protagonista central, me atrevería a decir que el autor novela la historia de la época, y donde Abadalá no es más que uno de los muchos personajes sobre los que gira la historia. No hay protagonista, a pesar del título, y si lo hay, es la propia historia por encima de sus personajes.
Las tres obras coinciden en una documentación y descripción de la historia fantástica, contrastable, en algún momento, entre ellas mismas. Por esta razón "Abdalá, El Cruel" tiene un encanto especial. De un lado, en la descripción del poder que ejerce Abdalá y la lucha por alcanzar el poder del mundo que le rodea, de otro lado, en la visión que se da de la convivencia entre árabes, muladis, cristianos y judíos.
Pero antes de entrar a valorar estos dos aspectos, merece la pena comentar el capitulo primero, donde narra la visión cordobesa de la situación política de la época, recordar que Abdalá sucede en el año 852 a Mohamed I, y que en la novela de "Banu Qasi" la vamos a vivir desde la visión fronteriza y, desde el personaje que fue considerado como el tercer rey de la península.
Los estudiosos del liderazgo disfrutaran con la descripción que, el a la postre Consejero de Abdalá, Walid inb Garin hace de este cuando en nuevo Emir accede al poder. Abdalá es un hombre "astuto y desconfiado no tiene escrúpulos y una ambición desmesurada dicta cada uno de sus actos". A pesar de ello, Wallid inb Garin percibe en él un gran liderazgo que debería atemperar con unos sabios consejos: rodearse de consejeros modestos y desconocidos, fuera de los intrigas de su predecesor. Además, Abdalá asume un rol de juez dirimiendo asuntos planteados por sus ciudadanos y desde donde controla la corrupción de sus funcionarios. Abdalá era un ejemplo de religiosidad y cumplidor de los preceptos del Corán, cosa por lo que era respetado por su pueblo..
El sobrenombre del El Cruel se lo ganó Abdalá siendo príncipe, cuando mando matar a toda una población que se había rendido tras un asedio. Como Emir, sirvan como ejemplo, las tramas que llevaros a la muerte de sus dos hijos.
Como buen líder, asume la responsabilidad de formar a un sucesor a costa de sus hijos, así protegió, formó y forjó a un hombre de la talla de Abderramán III, su nieto.
El otro aspecto interesante del libro es la descripción que hace de la convivencia entre árabes, muladís (musulmanes de origen visigodo), cristianos y judíos. Las rencillas entre árabes descendientes de los conquistadores u originarios de arabia y muladís, son constantes. No sólo por cuestión de estatus, sino también por derecho a acceder al poder. Estos enfrentamientos entre musulmanes tienen su manifestación en Sevilla, donde se enfrentarán y participarán de las intrigas de la corte califal. A todo esto hay que añadir al mayor enemigo de Abdalá, el muladí Omar ibn Hafsun, un rebelde contra quien el Emir planteará batalla en toda la novela.
Además de esa falsa convivencia entre árabes, se añade la de cristianos y judíos. Dudaría mucho de la convivencia que muchas veces se nos ha transmitido de la España árabe. Cristianos y judíos pagaban terribles impuestos que sostenían la economía del Califato, la religión dominante, -en suma, el poder dominante-, consentía esta convivencia por el dinero y por el trabajo que desempeñaban. El arte de valerse de sus gentes y de ser más o menos comprensivos dependía de las tendencias del poder, del mayor o menor fanatismo y del hecho de que tanto cristianos y judíos estaban "prisioneros" en su propia tierra. Su desconocimiento del latín o de las lenguas que se hablaban en los territorios cristianos del norte de la península les dificultaba su aceptación en dichos territorios. Sobrevivir en estas circunstancias era una meta, de ahí las pleitesías y vasallajes a reyezuelos musulmanes, la existencia de mercenarios cristianos al servicio de árabes, los pactos entre el Emir y lo reyes cristianos....
"Abdalá El Cruel" es, una grata descripción del Al-Andalus del S. IX, un reencuentro con nuestro pasado y una visión del mundo árabe que, en ocasiones, no es más que una manifestación de la realidad actual. Después de la lectura de los tres libros comentados, podemos percibir la evolución de la sociedad occidental, pero el mundo árabe parece anclado en muchas formas y modos de actuar del pasado.

lunes, 22 de marzo de 2010

Yo quiero elegir al presidente de la UE

Y al Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común y al Presidente de la Comisión y a los comisarios europeos. ¿esta es la democracia representativa de la que habla el Tratado de Lisboa? La que vuelve a apartar a los ciudadanos de la elección de sus representantes a favor de los Gobiernos nacionales.


Ya es hora de que los ciudadanos europeos reclamemos nuestro derecho a elegir a nuestros dirigentes. De que los gobiernos europeos jueguen al monopoly con las Instituciones de la Unión Europa designando a los menos malos, a los que no les hacen sombra, a los que no les molestan.

Es la hora de una revolución cívica de los ciudadanos europeos. Hoy, después de 220 años de la Revolución Francesa, los principios de la separación de poderes no existen en el marco de la Unión Europea. El absolutismo de nuestros dirigentes en el seno del Consejo Europeo en una manifestación constante de aquella máxima "Gobernar para el pueblo, pero sin el pueblo". Este es el lema que impera en la Unión Europea. Son los Jefes de Estado y de Gobierno quienes eligen a nuestros dirigentes europeos.

Cuando se presentan a las elecciones naciones para ser elegidos Presidentes de Gobierno, ¿nos trasmiten que son ellos quienes eligen a nuestros mandatarios europeos? ¿nos dicen quienes son sus candidatos? El poder que los Tratados otorgan a los Estados miembros es contrario a todas las reglas democráticas. El Tratado de Lisboa no ha mejorado la situación, sino que después de la elección del Presidente del Consejo y de la Alta Representante para la Política Exterior, deja bien claro que hay otro poder en la sombra: el eje París-Berlín.

Ha llegado la hora de que los ciudadanos europeos reclamen la soberanía. A falta de un Tratado que instaure la democracia plena en la Unión Europea, que considere al pueblo europeo soberano para elegir sus mandatarios, sería suficiente un compromiso por los Estados miembro de proponer a los cargos de Presidente del Consejo, Alto Representante, Presidente de la Comisión y demás comisarios a los elegidos de unas elecciones democráticas celebradas a la vez que las del Parlamento Europeo.

Esto supondría que los partidos políticos europeos tendrían que elegir sus candidatos, que deberían que elaborar unos programas de actuación política y que, en suma, habría líderes naturales para dirigir el proyecto europeo.

Europa necesita una revolución cívica, no son tiempos de cortar cabezas, pero sí de construir los valores de la Unión Europea desde la soberanía popular de los ciudadanos europeos. A falta de un Tratado que regule la Europa del Siglo XXI, es suficiente un compromiso de los Estados de dotar a la Unión de una mayor democracia. ¿podrán nuestros políticos ceder su protagonismo?

Fernando Biurrun Abad,
Abogado

Publicado en www.legaltoday.com el 30 noviembre 2009

Se busca Presidente…

La carrera por ocupar el cargo de Presidente de la Unión Europea no ha hecho más que empezar, una vez de que el Presidente austriaco ha ratificado el tratado de Lisboa. La maquinaria de los Estados y de los posibles candidatos de ha puesto en marcha, salvo la española, tal y como declara nuestro Ministro de Asuntos Exteriores al señalar que España “por el momento” no aspira a ninguno de los nuevos cargos que establece el Tratado (El País. 27.10.09).

Pero antes de ver quien debería ser Presidente, deberíamos saber cual es perfil idóneo para ocupar dicho cargo.

En primer lugar, el debate está en la ideología política del nuevo presidente. ¿Tiene que corresponder esta con la del partido mayoritario del Parlamento Europeo? De responder afirmativamente a esta pregunta tendríamos que pensar en un político perteneciente al Grupo Popular. Cabría la búsqueda de un independiente, pero la figura de un político socialista tendría que venir compensada por otros valores.

En segundo lugar, se tendría que valorar el peso político internacional del candidato, no en vano va a representar a la Unión Europea en el mundo. Su pasado político, sus relaciones con otros líderes mundiales, su poder de influencia en otros estadistas... Esto nos llevaría a pensar en una figura que ha dirigido un Estado de los llamados grandes de la Unión o que ha ostentado en las Instituciones Europeas cargos de alto nivel. Optar por un novato o un desconocido dependerá de su capacidad de liderazgo a nivel europeo y a nivel mundial.

En tercer lugar, se tendría que contemplar su capacidad de llegar a consensos y a provocar acuerdos. Hay que recordar que la figura del Presidente del Consejo Europeo no tiene voto en el seno del mismo y su participación dentro del Consejo está para dirigir las políticas, procurar acuerdos y representar a la Unión. Deberá buscas los consensos y, en su caso, arbitrar las mayorías sin que se perciban directorios de grupos de estados que gobiernan la Unión.

Además, es importante conocer sus valores europeístas. No tendría mucho sentido ver en la dirección de la Unión Europea a un líder que no está convencido en el proyecto europeísta. Es más, sus valores deberían contrarrestar las voces que, desde algunos Estados Miembros, manifiestan su oposición al desarrollo de la Unión. En este sentido, el Tratado de Lisboa señala que el futuro Presidente "debe ser alguien que ha demostrado su compromiso con el proyecto europeo y ha desarrollado una visión global de las políticas de la Unión".

Una de las variables que se ha incorporado al debate es de si debe ser un hombre o una mujer. El Presidente del Parlamento Europeo, el polaco Jerzy Buzek, ha tomado la iniciativa de sugerir que el cargo de Presidente lo ocupe una mujer, buscando con esta propuesta la igualdad de género y con un mensaje de fondo: "Europa debe caminar hacia la unidad y la integración en todos los ámbitos".

Europa es tierra de pactos, junto con el Presidente hay que designar al Alto Representante de la UE. Parece claro que si uno es popular el otro será socialista, pero la figura del Alto Representante no dista mucho de tener que cumplir con un perfil muy similar al del Presidente. Tal vez, un ex ministro de asuntos exteriores o un alto cargo de instituciones europeas sea el candidato apropiado. En la pasada reunión del Consejo Europeo, los socialistas han renunciado a que el candidato a Presidente sea de su ideología a cambio de que el nombramiento del Alto Representante de la UE sea una personalidad de su entorno político.

Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el cargo de Presidente de la Unión cobra una relevancia importantísima en detrimento de las presidencias rotatorias. Con la entrada en vigor del Tratado el 1 de diciembre, la presidencia Española tendrá que convivir con un cargo más cercano a la idea de un Jefe de Estado o Presidente de República, con un carácter más institucional que dirigente. Los candidatos que se oyen o se proponen para el cargo de Presidente distan mucho de ser los óptimos, ni Blair, ni la ex presidenta irlandesa Mary Robinson, ni el ministro holandés, Jan Peter Balkenende y, ni el autoproclamado candidato Jean Claude Junker, primer ministro luxemburgués, cubran todas las expectativas. Los socialistas europeos han descartado a Blair, esta situación da más posibilidades a que el candidato a Alto Representante de la UE sea un británico. En los últimos días la candidatura del primer ministro belga, Herman Van Rompuy, ha tomado peso tras recibir el apoyo de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy.

La gran pregunta la tenemos encima de la mesa ¿tenemos líderes en Europa capaces de dirigir el proyecto europeo? Los que nos hacemos mayores, todavía recordamos el ímpetu y empuje del Presidente Delors, ese sería un gran modelo para el nuevo Presidente.


Fernando Biurrun Abad,
Abogado

Publicado en www.legaltoday.com el 9 noviembre 2009
http://www.legaltoday.com/opinion/articulos-de-opinion/se-busca-presidente

Dedocracia europea

La Unión Europea se encuentra envuelta en un proceso de renovación de los nuevos Comisarios Europeos que formarán junto a Jose Manuel Barroso la nueva Comisión para la legislatura 2009-2014. La Comisión, como Gobierno de la Unión, mantiene un proceso de elección un tanto complejo y muy lejano del ciudadano. Acaso, ¿no tenemos los ciudadanos europeos el derecho de poder participar de alguna forma en este proceso?

Los Tratados Europeos establecieron que los períodos de actividad del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea tuvieran vida paralela. De esta forma, la Comisión se renueva una vez que se ha procedido a elegir un nuevo Parlamento Europeo, teniendo éste la decisión final de la elección de los miembros de la Comisión. Esta apariencia democrática se reforzó con la idea no escrita de que el Presidente de la Comisión fuera de color político del Partido con más apoyo dentro del Parlamento Europeo.

Hasta aquí, el aparente proceso democrático deja de tener mucho fundamento y lo que realmente pervive en el actual modelo de elección de los miembros de la Comisión es el modelo proveniente a una Institución controlada por los Estados, tal y como se configuró en los Tratados Fundacionales.

Quienes ostentan la potestad de proponer el nombramiento del Presidente de la Comisión y de sus miembros son los Estados Miembros. Tendrán que buscar el consenso posterior con el Parlamento Europeo. En primer lugar, al Presidente lo eligen en consenso todos los Estados miembros. De una terna de candidatos y, aplicando los vetos correspondientes, los Estados proponen un candidato que, como señalaba anteriormente, suele ser del partido vencedor en las elecciones al Parlamento. Tras este primer consenso, los Estados proponen a sus candidatos nacionales para formar parte de la Comisión.

A partir de aquí, no hay referencia al partido ganador en el Parlamento Europeo, ni menos al partido ganador en las elecciones europeas en cada Estado miembro. Esto podría darle un cierto carácter democrático o, si al menos, los candidatos a miembro de la Comisión coincidieran con el candidato vendedor en las elecciones europeas en cada Estado miembro.

Lo que prima para proponer candidatos es quien ganó las elecciones al Gobierno nacional. Y, así, los candidatos a miembros de la Comisión son del partido en el Gobierno nacional de cada Estado miembro. En la actual renovación de la Comisión, el único Estado que no va a elegir a su representante es Portugal, ya que el presidente entra en el consenso de todos los Estados y con la paradoja de que su filiación política no es la misma de la del Gobierno portugués.

El resto de los miembros será de diferentes ideologías políticas. Esto tendrá el visto buen del Parlamento Europeo y el resultante volverá a ser un Gobierno de salvación nacional a la antigua usanza: representantes de diferentes Estados y con diversas ideológicas, sin un programa ideológico común y con una aparente bendición democrática del propio Parlamento.

¿En que han influido los ciudadanos en la elección de la Comisión Europea? No hay un candidato a presidente previo a las elecciones. No han votado ni directa ni indirectamente a un posible candidato. En este proceso los protagonistas siguen siendo los Estados, el Parlamento no es más que una mera formalidad. El modelo institucional sigue anclado en el Siglo XX y por mucho que se termine ratificando el Tratado de Lisboa, éste prácticamente no cambia nada de este modelo. ¿Para cuándo un modelo institucional del Siglo XXI?


Fernando Biurrun Abad,
Abogado

Publicado en www.legaltoday.com el 2 noviembre 2009
http://www.legaltoday.com/opinion/articulos-de-opinion/dedocracia-europea

E Irlanda dijo “sí”….

Irlanda votó a favor de la ratificación del Tratado de Lisboa. Ya va siendo una tradición en la ratificación de nuevos tratados europeos que cuando el Estado miembro en cuestión decide promover un referéndum o, como en el cado irlandés, lo imponga su Constitución, el tema termine convocando una segunda vuelta. No en vano, daneses, franceses y por dos veces los irlandeses, terminaron adaptando y negociando lo que lo los demás Estados admitieron a la primera.

La política europea está tan lejos de la ciudadanía que, cada vez que se convoca un referéndum para validar un nuevo proyecto europeísta, lo políticos de Bruselas y los del resto del continente, ponen velas a todos los santos (a pesar de que no quisieran reconocer sus raíces cristianas en el proyecto de Constitución Europea).

Que Irlanda diga sí, no quiere decir que el folletín en el que se está convirtiendo la aprobación del Tratado de Lisboa este concluido. Los presidentes de Polonia y de la República Checa estén pendientes de firmar la ratificación aprobada por sus respectivos parlamentos. Varios senadores checos acaban de presentar un recurso sobre constitucionalidad del Tratado. Los euroescépticos se aferrar en dinamitar el proceso de construcción europea. Pero, no acaban de entender de lo necesario que es este Tratado para sus países. Sin el Tratado de Lisboa ningún Estado puede abandonar la Unión Europea. El actual marco constitucional comunitario no tiene previsto ningún mecanismo de salida de un Estado de la UE. EL Tratado de Lisboa modificará los actuales Tratados e incorpora este derecho que pueden ejercer los Estados miembros.

Es curioso ver cómo Irlanda ha tenido que apelar para conseguir el sí a que no podían quedar al margen de la Unión. Han tenido que recordar todo lo que Europa ha aportado a su crecimiento económico. El ex presidente de Gobierno Checo señala en periódico El Mundo del pasado sábado que "La República Checa tiene que aceptar este estúpido Tratado para no quedarse en la periferia de la UE".

Si no era suficiente el euroescepticismo británico, Polonia, Chequia y otros tienen manifestaciones en este sentido. Siempre me gusta recordarles a todos ellos que la principal causa que motivó el nacimiento de la hoy Unión Europea, no era otra, que el mantenimiento de la paz. Ahora que recordamos el 70 aniversario del comienzo de la 2ª Guerra Mundial es un buen momento para tener la memoria histórica presente. Éste es el gran pilar que nos une. Pero para los que esto no es suficiente, que aceleren el proceso de aprobación de Lisboa, a partir de ahí, serán libres para elegir su destino.

Fernando Biurrun Abad,
Abogado

Publicado en www.legaltoday.com el 7 octubre 2009
http://www.legaltoday.com/opinion/articulos-de-opinion/e-irlanda-dijo-si

Presidente por accidente

La presidencia de la Unión Europea se ha convertido para algunos Estados Miembros en un período de actuación presidencial con un programa de actos y objetivos tratando de conseguir el reconocimiento y el éxito tanto a nivel local como internacional de su gestión. Sin quitar mérito a estos esfuerzos, la presidencia tendría que tener los objetivos establecidos en los Tratados: coordinar e impulsar los trabajos de la Unión, del Consejo Europeo y del Consejo de Ministros. La presidencia de la Unión se asigna a cada Estado Miembro semestralmente y siguiendo un orden establecido en el Derecho constitucional europeo.

Cuestión diferente es la figura del Presidente del Consejo Europeo. Mientras que la presidencia se le asigna a un Estado, el Presidente corresponde a quien ejerce el cargo de Jefe de estado o Presidente de Gobierno -en su caso- en cada Estado miembro. Es decir, no tiene más meritos para ser presidente que el haber sido elegido como alto mandatario en su país. Que además, de ahí viene el primer aspecto accidental, coincida su mandato con el período semestral asignado. Y digo primer aspecto accidental porque podrían suceder que finalizara su mandato durante el semestre presidencial europeo y tuviera que cambiar el presidente o, como en el caso del la última presidencia Checa, el Gobierno nacional fuera objeto de una moción de censura. Pero la función de Presidente es, en sí misma, muy atractiva: presidente de casi 500 millones de personas comparable a los EE.UU, Rusia, China... y ha habido presidentes que han aprovechado esta circunstancia para desarrollar su carrera política en foros internacionales.

El Cargo de Presidente no deja de ser accidental y poco estable en las relaciones internas e internacionales, dado su sistema rotatorio. Junto a estas razones y, el hecho, de las diferentes ampliaciones que dejan la función del Presidente de la UE en estadistas de diferente peso y capacidad, el Proyecto de Constitución Europea y, posteriormente, el Tratado de Lisboa recogen la figura de un Presidente del Consejo Europeo elegido por los Estados miembros con una duración de su mandato de dos años y medio. Esto no es incompatible con que en el Consejo de Ministros se mantengan las presidencias semestrales de los diferentes Estados miembros. En suma, que a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa nos encontraremos con que la presidencia de la Unión no lleva aparejada el cargo de Presidente del Consejo de la Unión Europea: tenemos presidencia pero sin presidente del Estado que ostenta la presidencia en el Consejo de Ministros.

Pero, ¿cuándo entra en vigor el Tratado de Lisboa? Según establece el art. 6 entrará en vigor el primer día del mes siguiente de la última ratificación realizada por un Estado miembro. En la actualidad estamos a falta de que se celebre el segundo referéndum en Irlanda y de la entrega del instrumento de ratificación por Alemania y la firma del instrumento de ratificación por parte de los presidentes polaco y checo. Si todo esto sucediera antes del 31 de diciembre el Tratado entraría en vigor el 1 de enero del 2010: Presidencia española de la Unión Europea. Y aquí viene lo accidental de modelo: ¿ratificarán los Estados miembros el Tratado de Lisboa? En este caso, ¿se pondrán de acuerdo los Estados Miembros en designar al primer presidente de la UE para 1 de Enero? ¿Se dilatará el proceso y el Presidente español será Presidente del Consejo? ¿Se cumplirá el acontecimiento histórico planetario de ver a Zapatero al frente de la UE y a Obama liderando los EEUU?

Fernando Biurrun Abad,
Abogado

Publicado en www.legaltoday.com el 15 septiembre 2009
http://www.legaltoday.com/index.php/opinion/articulos-de-opinion/presidente-por-accidente