Cuando vi por primera vez el título del último trabajo de Pilar Jericó rápidamente me vinieron a la cabeza dos ideas. De un lado, un concepto de héroe que, de alguna forma, siempre había manejado: el héroe como un valiente muerto. De otro, la idea de cotidiano, me evocó el concepto de intrahistoria que, de D. Manuel de Unamuno, aprendimos en las clases de Literatura del Instituto.
Al comenzar a leer el libro descubrí que de la segunda idea había mucho. Que cuando el libro habla de héroes cotidianos, habla del "nosotros" en minúscula. De todos aquellos que, como diría Unamuno, hacemos la historia (también en minúsculas) sin ser noticia. Héroes anónimos que cada día, en silencio, superan sus miedos, sus problemas, sus desventuras y vencen.
Ese afán de victoria de lo cotidiano, ha hecho que cambien mi percepción del héroe. Ya no es un valiente muerto, es un valiente que sobrevive y que vence, en este caso a sus temores, a la incertidumbre y logra algo bello: su autosatisfacción y la de los demás.
La visión que nos trasmite Pilar Jericó de como afrontar los problemas (enfermedades, separaciones, despidos, pérdida de seres queridos....) puede resultar "conocido", dado que de alguna forma esos problemas u otros los hemos pasado alguna vez en la vida. También, de alguna u otra forma los hemos podido superar. Pero Pilar nos aporta una visión global, un proceso por el que pasamos consciente o inconscientemente. Por ello, cuanto más conscientes del problema y más conscientes del proceso seamos, mejor será para afrontarlo.
Una lectura positiva de Héroes cotidianos, más si has iniciado el proceso, por la razón que sea, y sobre todo, si estás en la travesía del desierto ayudará a entender que hay luz al final del camino. Que mucho depende de nosotros mismos, de nuestra actitud y de nuestra visión a como afrontar los retos.
Sin más, solo cabe dar las gracias a Pilar por esta obra, porque, después de su lectura, yo, como muchos otros, tamién quiero ser un héroe cotidiano.
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