sábado, 29 de enero de 2011

Eternamente Jóvenes

Uno de los deseos oscuros de la humanidad es la búsqueda de la eterna juventud. Ríos de tinta se ha escrito sobre el elixir de la eterna juventud, escritores y novelistas, de un lado, y alquimistas con sus investigaciones, de otro,… describen un mito que no deja de mostrar una de esas inquietudes humanas. Desde hace décadas se habla de cómo nuestra sociedad va aumentando su esperanza de vida y, de alguna forma, se alarga nuestra asociación con el mundo material.


Pero, si hay una generación que lleva el camino de descubrir las virtudes de la eterna juventud, no es otra que la nacida en la década de los sesenta. Sí, aunque parezca mentira, la generación de los sesenta, es la primera que no empezó a envejecer cuando correspondía.

Recuerdo allá por los noventa, cuando superábamos los límites de los veinticinco y los préstamos ahorro para la compra de vivienda tenían un límite, para jóvenes, de veinticinco años, como las entidades financieras y de crédito –bancos y cajas de ahorro- decidieron prorrogar la edad de la juventud hasta los treinta años. A punto de alcanzar dicha edad, las mismas entidades, como si hubieran encontrado la fórmula mágica de la eterna juventud, marcaron que los préstamos jóvenes se podrían suscribir hasta los treinta y cinco años.

Así, nuestra generación nunca envejecía, la madurez era una edad equidistante a nuestro cumplir años. Los “jóvenes” se resistían a salir de sus casas, a casarse y mucho menos a tener hijos. Recientemente se publicaba que la media de edad de las mujeres primerizas había alcanzado los 30,8 años. En tal locura de impedir que los jóvenes envejecieran, algunas entidades financieras determinaron que hasta los cuarenta se era joven, jóvenes para poder mantener esas cuentas viviendas con las que especular.

Parecía que una vez, pasado el umbral de los cuarenta, ya nadie se iba a preocupar de nosotros, pero, está claro, que la alquimia de la gran crisis financiera con la que se inicia el Siglo XXI ha dado un paso más por alargar una nueva etapa de nuestra vida: la madurez. Con la especulación frustrada de alargar la edad de jubilación a los setenta años, el gobierno socialista y los interlocutores sociales han pactado por prolongar nuestra vida laboral hasta los sesenta y siete años. De nuevo, en el trasfondo, las entidades financieras y de crédito vuelven a modificar los estadios naturales y aquellos derechos que, nuestros padres y abuelos, consiguieron en un proceso de reivindicaciones sociales.

Mi impresión es que esto no acabará en los sesenta y siete y no es más que la primera vuelta de tuerca, en un proceso irreversible, para dilatar el pago de unas pensiones susceptibles de encontrarse en un agujero sin fondo.

Pero lo triste y paradójico es, que mientras la vida laboral se alarga, los bancos y cajas de ahorros hayan estado en las últimas décadas prejubilando trabajadores con cincuenta y cinco años (o menos) y, que las previsiones en la futura reestructuración del sector financiero, vayan por el mismo camino. Acaso ¿los empleados de la banca no tienen capacidad intelectual de mantenerse activos hasta los sesenta y siete años? ¿Por qué el resto de la mano de obra activa tiene que estar subvencionando las pensiones de los ex empleados del sector bancario? El Estado no debería admitir a este sector ni una prejubilación más, con el mismo escrúpulo, con el que un juez es capaz de decirle a un banco que la vivienda hipotecada es suficiente garantía para el pago de la deuda que un particular tiene con el banco por esa causa.

Ya va siendo hora de que las entidades financieras dejen de manipular todo el sistema y que, sobre todo, nos dejen envejecer en paz.

2 comentarios:

  1. Un breve apunte:
    Primero tienes que diferenciar en las prejubilaciones de banca comercial y banca de inversión. No es lo mismo y aportan diferentes cantidades a la seguridad social antes de jubilarse. Haciendo un cálculo el que trabaja en banca de inversión aporta mucho más de lo que luego recibe con la pensión. Nos puede gustar lo que hacen o no, pero aportan más que el resto.
    Y segundo, ojala el problema residiese en las prejubilaciones de de las entidades financieras. El problema es que el sistema de reparto actual no es sostenible a largo plazo. Por otra parte es lógico el incremento de edad de jubilación pues la esperanza de vida hoy en día es mayor.
    Si realmente te interesa luchar por un sistema justo, pide un sistema mixto, eso es justo y sostenible a largo plazo. Desgraciadamente, por mucho que dejen de prejubilarse en las entidades financieras, el problema no se habrá solucionado.

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  2. De acuerdo. Vivimos una dictadura de los bancos en todo el mundo: se hace lo que los bancos quieren, aquí, en los EE.UU. y hasta en China...

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