Martin Shulz Fuente: Parlamento Europeo |
El resto de los grupos ha
comenzado a barajar nombres pudiendo suponer un cambio
transcendental en la arquitectura de instituciones europeas y en la dinámica de
los partidos políticos europeos. Sus consecuencias van a ir más lejos de un
mero nombramiento de candidatos.
1. Elección de líderes europeos por los partidos políticos europeos.
El liderazgo de los políticos
europeos se ha ejercido desde los propios Estados, su peso internacional ha
venido dado por su actuación en la vida pública europea e internacional.
Por primera vez en la historia,
los partidos políticos europeos va a decidir un liderazgo previo a una
designación de los Estados miembros. Lo que hoy es una decisión de consenso, en
un futuro podrá llevar a movimientos, a corrientes de liderazgo dentro de los
partidos a nivel europeo para conseguir ser candidatos.
2. Los partidos políticos deberán tener una mayor estructura a nivel
europeo
Este era uno de los objetivos de
los Tratados, la creación y fortalecimiento de auténticos partidos políticos europeos
y no una suma de fuerzas políticas nacionales. Esto requiere una mayor
integración política de los partidos, un reto que tiene que superar
nacionalismos, personalidades… y romper una barrera en la forma de hacer política
en Europa.
3. Necesidad de definir un programa electoral en clave europea
Uno de los mayores caos que
presentaban las elecciones europeas era la falta de un programa político claro
por parte de cada partido político. El candidato a Presidente deberá fijar cuál
es su plan de actuación en la Comisión en los próximos 5 años, cuáles son sus
objetivos. Lo cual va a quebrar con el peso institucional que representa el
Consejo Europeo y el Consejo de Ministros. El candidato vencedor contará con el
respaldo del Parlamento Europeo y podrá dejar de ser una marioneta de los
Estados miembros y de las Instituciones en las que estos están exclusivamente
representados.
4. Fin de los discursos nacionales y del aldeanismo político
Con un poco de suerte, los
candidatos nacionales de cada partido discutirán en clave europea y conforme al
programa del candidato a la presidencia. Así, nos podremos ahorrar bochornosos
debates en los que terminan enzarzándose en problemas y cuestiones nacionales o
en materias en las que ni el Parlamento Europeo ni la Comisión Europea son
competentes para legislar (reforma fiscal, terrorismo, reforma de los Tratados,
Política exterior…). Solo tenéis que ir a la hemeroteca para ver los que
debatieron los últimos candidatos nacionales en las pasadas elecciones europeas.
5. Pérdida del poder de los Estados Miembros a favor de los ciudadanos
europeos
Los Estados miembros tienen el
monopolio en la designación de nombramientos de todas las Instituciones
europeas, salvo el Parlamento Europeo. Aunque tendrán que dar su consentimiento
a la elección del candidato elegido a la presidencia de la Comisión, no podrán vetar el nombramiento de un
Presidente elegido por los ciudadanos de la Unión.
6. Una reforma de los Tratados por la vía de los hechos
Ese consentimiento del Estados
miembro en el cambio de designación del Presidente de la Comisión va a suponer
una revolución institucional no controlada. Técnicamente, para no reformar los
Tratados, los Estados miembros tendrán que proponer como Presidente de la
Comisión al candidato del partido político más votado. Esto supondrá no poder
negociar nombres, vetar candidatos e imponer perfiles por intereses franco
alemanes.
7. Un futuro cambio en la elección de los miembros de las próximas
comisiones
Lo que se va a encontrar el
próximo Presidente de la Comisión es con una de las paradojas políticas más kafkianas.
Su gobierno (el resto de los comisarios) no lo va a designar él. Los comisarios
los van a proponer los Estados Miembros y, para remate, serán de la ideología
del partido que gobierne en cada Estado. ¿Cómo va aplicar su programa con un
equipo designado por otros y con ideologías no afines? Así, que lo primero que debería
proponer para las elecciones del 2019 es que cada candidato a la presidencia de
la Comisión presente la lista de comisarios con los que va a ejercer su
mandato. Puro sentido común.
8. ¿y el Ato Representante?
¿Seguirá siendo el nombramiento
una competencia de los Estados Miembros? ¿Tendrá que ser ideológicamente del
partido político de la principal oposición en el parlamento Europeo?
9. El embrión de un verdadero Gobierno de la UE
La elección de la Comisión al
completo por los ciudadanos tendría consecuencias de ruptura radical con el
modelo actual. El gobierno de la UE -la Comisión- sería elegido por los
ciudadanos europeos, actuaría bajo el programa electoral por el que ha sido
elegido por los ciudadanos y con una composición monocolor. Vamos lo más
parecido a un Gobierno Federal….
10. Progresiva pérdida de poder de los Estados miembros
Si la Comisión resulta ser el gobierno designado
por los ciudadanos, el déficit democrático existente en la UE comenzaría a
corregirse y, paulatinamente, el gobierno de la Unión debería estar menos
sujeto a los Estados miembros e impulsar el proyecto europeo hacia una
verdadera Unión Política. Para lo cual, los partidos políticos tienen que
asumir su rol de liderar Europa, para lo cual, los políticos europeos deben
asumir liderar Europa desde Europa, no desde los Estados miembros. ¿Serán
capaces de ello?
No hay comentarios:
Publicar un comentario