miércoles, 11 de agosto de 2010

Reflexiones sobre "Un día de cólera", de Arturo Pérez-Reverte


El 2 de Mayo de 1808 es una de las fechas grandes de la Historia de España, el pueblo de Madrid se alza en armas contra invasión Napoleónica. “Un día de cólera” narra los hechos de esta sublevación, de tal forma, que hay momentos en los que el lector pude sentir estar presenciando los hechos -como si una cápsula del tiempo nos trasladara-, y vivirlos en primera persona, siendo uno más de los madrileños y de los españoles residentes en Madrid que llenó las calles para enfrentarse a las tropas francesas.
Madrid amaneció ese 2 de mayo poblado de héroes anónimos, héroes que en semejante tumulto podrían pasar como héroes desconocidos. Bien, en la obra de Pérez-Reverte, éstos héroes toman nombre, oficio y hasta domicilio. El trabajo de documentación de la obra es excepcional para reconocer entre los ciudadanos que murieron en la lid o ante los arcabuces franceses fusilados la noche del 2 de mayo, entre los que cayeron heridos o, los más afortunados, entre los que sobrevivieron a antepasados que glorificaron aquella mañana de mayo el amor de la Patria. Héroes de la intrahistoria que hicieron Historia, Héroes cotidianos que una mañana de primavera decidieron pasar del concepto de héroe que hoy nos propone Pilar Jericó al concepto eterno de los que entran en el Olimpo.
Una de las palabras más mencionadas en la obra y más en desuso en la actualidad es Patria. En estos últimos treinta años la palabra Patria parece haber caído en el olvido, incluso, en lo políticamente correcto. Tal vez sea por el exceso uso que hizo de ella el Franquismo que hasta ha habido voces para eliminarla del lema de la Guardia Civil, dejando el “todo por la Patria” en un vacío incomprensible. Tras la lectura de “Un día de cólera” me reivindico en su uso y empleo, más cuando hace unos meses, releyendo los diarios de clase de mi bisabuelo, Maestro Nacional de Carcastillo (Navarra) en la España de 1918, comprobé como el vocablo Patria era cotidiano y propiedad del pueblo.
En el Madrid del 2 de Mayo se generaron liderazgos espontáneos entre el pueblo y entre los pocos militares que tuvieron el valor y coraje de violar las órdenes de connivencia con el Ejercito francés,destacaron los capitanes Daoiz y Velarde. Ambos pasaron a la Historia siendo un símbolo del levantamiento popular. Su particular historia, recogida en la obra estremece hasta el final. Daoiz, sevillano descendiente de una familia de militares cuya cuna de origen está en la localidad navarra de Aoiz, y el cántabro Velarde, tomaron el parque de Monteleón, armaron al pueblo e hicieron una defensa histórica del parque de la armería con un puñado de soldados y cientos de hombres y mujeres. Juntos hicieron frente al Ejército más poderoso del mundo de la época. La descripción que hace Pérez-Reverte de la defensa de Monteleón es vibrante, lo es todo el libro, pero este episodio en particular.
Todos deberíamos leer “Un día de cólera” con el ánimo de reencontrarnos con los valores que unen nuestra convivencia, ver como hombres y mujeres, zapateros, criados, panaderos, orfebres, pastores, abogados, y tantas y tantas profesiones mencionadas en todo el libro, dejan su vida cotidiana para luchar contra un enemigo invasor a riesgo de perder la vida, salir herido o terminar mutilado. Tal vez, lo único que nos una a los españoles es tener un enemigo común, triste no?
PD.: A modo de epílogo, Arturo Pérez-Reverte pone en boca del teniente de artillería Rafael de Arango, superviviente de la defensa del parque de Monteleón, una frase lapidaria: “Por un momento parecíamos una nación… Una nación orgullosa e indomable”. Doscientos años más tarde dudamos si somos una nación, pero nos sentimos orgullosos e indomables porque nuestra selección gane el Mundial de fútbol. Algo ha cambiado en nuestra vidas, si los héroes del 2 de mayo levantaran la cabeza…..