miércoles, 28 de julio de 2010

¿Te llevarías el iPad de vacaciones?


Ya son varios los post que he leído en algunos blog cuestionándose si es conveniente llevarse el iPad en vacaciones. Ante tanto comentario teórico, solo cabe una respuesta: yo ya me lo llevé y no sabes que útil fue.
En primer lugar, el iPad sustituyó a los reproductores de películas. Eso sí, tuve que pasar los formatos de las películas que te bajas de internet a air video, y convertirlos en formato que luego lo puedes cargar directamente en tus películas del iPad. Así que viajamos oyendo a Bob Esponja, princesas y demás dibujos animados. Dada la gran capacidad de la batería del iPad, te empiezas a olvidar de estar recargando los "viejos" aparatos de DVD.

En la zona WiFi del hotel coincidmos cuatro o cinco personas con iPad, por lo que está claro que más de uno contestaría afirmativamente a la pregunta del titular. Revisar el correo, navegar por internet, buscar restaurantes o rutas de visitas, estaban a la mano en un instante, además de mantener las cuentas de Facebook y Twiter.

Algunas guías de viajes como las de Lonely Planet tienen mapas interactivos para localizar restaurantes, bares de copas, restauranes...., además de la información turística de la ciudad que visitamos.

Haay quien ya se plantea como sacrilegio llevarse el iPad a la playa, pero os puedo asegurar que sentado en la tumbona o la silla de rigor y bajo una buena sombrilla, leer El Mundo en orbyt, las noticias en internet o uno de los libros cargados en epub no dejaba de ser un gusto. Eso sí, con atención a evitar que la peligrosa arena le atacara y que algún amigo de lo ajeno se apropiara de él.

Además, compró mi señora un bolso tamaño iPad, perfecto para sacarlo por las noches y que las niñas recurrieran al Bob Esponja u otro dibujo animado cuando correspondiera.

Gracias al iPad, disfrutamos del post-partido de la final del mundial conectados a www.iphone.tv y, por supuesto, junto a las copas de celebración brindamos, también, del beso de Iker a la Carbonero.

Eché de menos no tener el cable para pasar las fotos al iPad y así poder disfrutar mejor de los reportajes fotográficos en el momento.

En suma, el iPad, es más portable, más manejable que llevarse un portátil o, incluso, un net-book. Te da acceso a toda la información a la que estás acostumbrado, te mantiene comunicado con los amigos de tus diferentes redes sociales, de tus correos electrónicos y, ademas, cargas con los libros y las películas sin ocuparte más espacio. ¿Alguien duda en llevarse el iPad de vacaciones?

viernes, 2 de julio de 2010

Reflexiones sobre "El niño del pijama de rayas", de Jhon Boyne


Después de leer este magnifico libro y, aún con un cierto sabor agridulce entre los labios, sólo se puede hacer una reflexión básica y sencilla, tal vez un poco primaria, y no es otra que agradecer a Dios la época en la que vivimos. Siempre que puedo recuerdo los valores importantes que se forjaron después de la II Guerra Mundial en occidente, concretándose en una Europa solidaria, la que hoy conocemos como Unión Europea, donde la paz, la igualdad, la integración y la solidaridad han forjado un status de bienestar jamás conocido.
El autor describe sutilmente una cruel realidad, sin ser muy explícito, su descripción dibuja uno de los acontecimientos históricos desde la inocente mirada de un niño. La aventura de explorar las páginas del libro nos identifica con el protagonista, con su historia que no es otra que la historia de los europeos. Ignorantes de lo que que acontecía en los campos de concentración, incrédulos más tarde y con una permanente necesidad de recordar los que los hombres somos capaces de hacer con nosotros mismos. Sólo tuvieron que pasar unas décadas para comprobar, léase el conflicto yugoslavo, que somos capaces de volver a repetir los mismos crímenes.
El integrismo y la radicalización de ideas, pensamientos y religiones nos han llevado a los humanos a cometer crímenes atroces. Lo peor, es que siempre hay alguien dispuesto a repetir la historia.
Como garantes de una sociedad que ha logrado unos niveles de desarrollo, de satisfacción, debemos proteger lo que la revolución francesa nos trasmitió, la primacía de las personas, de los ciudadanos frente a intereses nacionales y religiosos. Hay quienes siguen anclados en modelos medievales necesitados de una revolución y quienes siguen anteponiendo la raza a lo humano.
No podemos dejar que nuestros hijos crucen la alambrada de la ignorancia. Si algo se aprende de Bruno, el niño protagonista de la historia, es a ser humano, a querer porque querer es humano y el valor de la amistad. Aunque siempre habrá algún iluminado dispuesto a destrozarlo todo.